Uno de los nuevos conceptos clínicos respecto al estudio de la osteoporosis, se le llama calidad ósea, y surge a partir de que la medida de densitometría (DMO o densidad mineral ósea) solo estudia parcialmente la resistencia de los huesos en las fracturas. Si bien, existen medicamentos y tratamientos que pueden influir en esta resistencia ósea, en realidad no tenemos la tecnología certera para valorar la calidad ósea. La metodología actual dicta una serie de herramientas para medir puntos parciales que complementan el estudio de la calidad ósea en un paciente.

Por otro lado, en los últimos años ha surgido una técnica de imagen llamada   Trabecular Bone Score (TBS), la cual evalúa la microarquitectura trabecular. Estos estudios se complementan con los de densidad mineral ósea, y pueden visualizar mejor los riesgos de fractura ósea por osteoporosis. Por lo general, son estudios dirigidos a mujeres posmenopáusicas con antecedentes de fracturas que llegan a tener ciertas características clínicas específicas.